Juan Alejandro Núñez de la Barrera Los + Newsletter

Mi calendario del 2022 empieza en siglos pasados. Las construcciones de la provincia de Ciudad Real en el siglo XVIII tienen como autor principal a los Núñez de la Barrera. El padre, Miguel Núñez fue maestro de obras del concejo de Membrilla y sus dos hijos Tomás y Juan Alejandro aprendieron el oficio de su padre y de la práctica en diferentes obras en la provincia.

Ambos hermanos debieron aprender el oficio a pie de obra lo que les confiere una buena formación técnica, pero será Juan Alejandro el que destaque, ya que él recibe los principales encargos; su recia personalidad y su bagaje cultural eclipsarán la figura de Tomás que pasará a un segundo plano, aunque es presumible, ya que trabajaron largo tiempo mancomunados, que Tomás interviniese en las obras documentadas de Juan Alejandro. Juan Alejandro Núñez de la Barrera se nos presenta, conociendo las obras proyectadas, como un hombre culto y gran conocedor del lenguaje arquitectónico barroco, que manejó a la perfección la tratadística del Bajo Renacimiento y la propiamente barroca, fundamentalmente la de fray Lorenzo de San Nicolás, que magistralmente interpreta en la construcción de las cúpulas encamonadas.

Los tratados de arquitectura de la época

Fray Lorenzo de San Nicolás (1595-1679) agustino descalzo con una sólida experiencia como maestro de obras, publicó su Arte y Uso de la Arquitectura con la intención de poner su experiencia profesional al servicio de los constructores. Se editó la primera parte en 1633 que fue completada con una segunda parte en 1655 como respuesta a la polémica suscitada por el arquitecto Pedro de la Peña.

Es un tratado general de arquitectura, de carácter práctico y dirigido fundamentalmente a los aprendices del oficio, con una clara finalidad didáctica, que se manifiesta en la sencillez de las explicaciones y los numerosos consejos de aplicación inmediata. Al margen de las especulaciones teóricas, tan frecuentes en la tratadística del siglo XVI, pretende orientar al constructor no instruido, y dedica buena parte de sus contenidos a cuestiones de cálculo. Para numerosos estudiosos se trata de uno de los mejores tratados de arquitectura escrito jamás. Una voluntad de recopilar los conocimientos del momento y de hacerlos accesibles a todos. Los Tratados de diferentes épocas han sido manuales de referencias para proyectistas y constructores que aprendían los detalles de la ejecución de las obras en ellos.

Las obras de Alejandro Núñez de la Barrera

La obra de Juan Alejandro Núñez de la Barrera es, en general, una obra de gran sencillez en el uso de materiales que se adecúa a las posibilidades de los elementos constructivos de la zona con el ladrillo que utiliza de forma peculiar como en la torre del convento de la Asunción de Almagro o en el propio edificio de San Carlos del Valle donde combina de forma singular el ladrillo con elementos de piedra. La torre del convento de la Asunción tiene una composición de gran interés con basamento de piedra y cuerpos superiores de ladrillo en los que las proporciones y la presencia de los huecos tienen unas excelentes y equilibradas proporciones. El contraste del cuerpo ciego inferior con la zona elaborada y perforada con dos huecos en los cuerpos superiores frontales y uno en los laterales, que pasan por encima de la cubierta de la iglesia le dan un aspecto singular a la torre. Una torre que tendrá graves problemas de estabilidad en siglos posteriores y que restaurará de forma magistral Miguel Fisac.

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Alejandro Núñez de la Barrera interviene también en la iglesia de la Compañía de Jesús, en Almagro. Un edificio complejo integrado por la iglesia y colegio comenzado en 1625 y que Alejandro completa en partes esenciales del mismo. Proyecta y ejecuta también la torre de la iglesia parroquial de La Solana en 1745 cuando se terminan los dos primeros cuerpos que completará en 1746 el maestro de obras Miguel Mestanza. Probablemente también intervino en el último cuerpo de la torre de la iglesia parroquial de la Asunción de Valdepeñas y por las características del edificio se le puede atribuir la cárcel de Almagro, al igual que el Real Cuartel de Caballería construido en 1758 en el solar colindante con el de los Palacios Maestrales. El maestro de obras Juan Ruiz de Lis intervino en la torre de la iglesia de Torre de Juan Abad, pero el resto de las obras importantes de este período son realizadas por Juan Alejandro.

Sus ejercicios de composición en las diferentes torres de edificios en los que interviene son toda una lección de armonía y de equilibrio. Soluciones que buscan la verticalidad de lo edificado con una lectura de planos sucesivos que en la forma ascendente del conjunto van marcando secuencias hacia la zona más elevada. Y composiciones que buscan el equilibrio y la relación armónica ente las diferentes partes y la totalidad del edificio proyectado. Elementos que, además se integran en el conjunto construido estableciendo un punto de acento que dialoga y se relaciona con lo existente.

Las cúpulas

La cúpula de la iglesia de la Compañía de Jesús de Almagro o de San Bartolomé responde a la novedad constructiva introducida por el jesuita Francisco Bautista en la iglesia madrileña de San Isidro, consistente en el empleo de la llamada cúpula encamonada en la que las dovelas de piedra tradicionales son sustituidas por una armadura de madera revestida de ladrillos y enlucida y decorada posteriormente por adornos de yeso. Este sistema conseguía reducir de manera considerable el peso que la cúpula ejercía sobre la nave y abarataba los costos de la construcción y por ello tuvo una gran difusión el empleo de estas cúpulas encamonadas. El tratado de Fray Lorenzo de San Nicolás, Arte y uso de la arquitectura desarrollaba los detalles técnicos de su construcción con grabados ilustrativos que explicaban el proceso. Alejandro Núñez de la Barrera ha aprendido la técnica y sabe integrarla con proporciones adecuadas y un entendimiento del conjunto de la iglesia. La fachada de los jesuitas es también una lección de composición de un conjunto.

San Carlos del Valle

El proyecto más importante de Juan Alejandro es el conjunto de San Carlos del Valle, integrado por iglesia, plaza y mesón en torno a los años 1713-1729. Aunque el objetivo inicial era dar respuesta a unas demandas populares de devoción al Santo Cristo, el objetivo último era la construcción de un gran conjunto que fuera emblema no sólo el lugar, sino también del que lo encargaba, la Corona. Por ello se utiliza un lenguaje culto, combinado con matices populares. Y es precisamente la combinación de estos ingredientes de forma adecuada lo que confiere a San Carlos del Valle su originalidad. Y junto a esa originalidad se hace patente la maestría del proyectista en la obra realizada.

Un edificio que ha sido apenas valorado por los estudiosos de diferentes momentos y que es, sin embargo, una de las joyas de la arquitectura religiosa de la provincia de Ciudad Real, por su concepción, por la originalidad de las soluciones constructivas y por el significado de esta en la configuración de una pequeña ciudad ilustrada.

Alejandro Núñez de la Barrera es, sin duda, una de las grandes figuras de la arquitectura de nuestra provincia y sus obras de especial calidad lo avalan como excelente constructor y proyectista.