Rozalén presume de dengue asturiano | El Comercio

A. VILLACORTA GIJÓN.

La alfombra roja de la gala más importante de la música latina, celebrada este año en Las Vegas, tuvo color asturiano gracias a una albaceteña de tronío: la cantante Rozalén, que eligió un vestido diseñado por el modisto Constantino Menéndez (Avilés, 1976) en su pequeño taller de Pillarno (Castrillón) para acudir a la ceremonia de los Grammy.

Menéndez -también psicólogo y de cuyas manos salen auténticas joyas textiles- es el alma de 'made by KÖs', un proyecto bien conocido por los amantes del folclore reinterpretado y con el que ha dedicado la última década a coser la raíz con la vanguardia. Espectaculares diseños como los que envuelven a Rodrigo Cuevas y que beben de la indumentaria tradicional asturiana para elevarla a la categoría de arte tras estudiar minuciosamente patrones y ornamentos de prendas antiguas. Un tributo a lo nuestro que es el sello de la casa y que tampoco faltó en el vestido confeccionado en raso burdeos para Rozalén, que en la parte superior incorpora un dengue, una de las prendas más características de las asturianas de antaño.

Constantino Menéndez, con Mariluz 'la del Molín' y Loli 'la de Estrella', las vecinas de Pillarno que participaron en la confección. e. c.

Rozalén presume de dengue asturiano | El Comercio

Pero, además, el diseño -que empezó a tomar forma el mes pasado, después de que la albaceteña conociese a Menéndez a través de Cuevas y se quedase prendada de su trabajo- escondía un guiño con una enorme carga emocional para la cantante, porque su escote se remarca con un bordado realizado en punto de escapulario y flores realzadas en dos tonos de violeta. Una fiel reproducción del que Ángeles, abuela de la artista de Letur y a la que estaba muy unida, había bordado con mimo para su nieta en el corpiño del traje tradicional de su tierra.

Y, como otra de las intenciones declaradas de Constantino Menéndez -que también ha vestido a artistas como Marisa Valle Roso y que ha estado dos veces nominado a los Premios Oh!- es «maridar la moda con el pueblo», contó con la colaboración de dos mujeres de Pillarno, su localidad de origen y en la que sigue viviendo. Así que, Loli 'la de Estrella' se encargó del bordado a mano y Mariluz 'la del Molín' -a la sazón madre del diseñador y su «ancla», la que siempre se ocupa de las últimas puntadas- se puso con los remates y acabados.

En total, treinta piezas y más de cien horas de trabajo. Más que un vestido, toda una declaración de intenciones y un tributo «a todas esas mujeres que, gracias a sus manos, mantienen viva la tradición y la sabiduría popular» con el que la cantante manchega -autora de temas ya emblemáticos como 'La puerta violeta'- se declaraba «muy emocionada» al poder llevar en el pecho el bordado de su añorada abuela, fallecida en 2020.

Pero, entre tanta emoción, a Menéndez también le resulta «divertido» reivindicar «lo real» en un ambiente «tan edulcorado y artificial» como una gala de los Grammy, en la que este año hubo, además, lugar para la reivindicación política.

En este caso, la que encierra el tema 'Patria y vida' -un himno para los que piden la apertura del régimen cubano-, que se convirtió en el triunfador de la noche consiguiendo el galardón a la canción del año y a la mejor canción urbana. Los artistas Yotuel Romero -que lució una llamativa capa con la bandera de su país-, Gente de Zona, Descemer Bueno, Maykel Castillo 'Osorbo' y el Funky son sus intérpretes, pero la española Beatriz Luengo también resultó premiada en su faceta de compositora. Aunque, sin duda, el gran ganador fue C. Tangana, que se llevó a casa tres premios: mejor canción de pop-rock por 'Hong Kong', mejor canción alternativa por 'Nominao' y mejor ingeniería de grabación, para su productor Alizz, por 'El madrileño'.

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