Las joyas reales sin corona

Historias del mundo

Los herederos de los Saboya reclaman a Italia las piezas de la familia real

Anna Buj

Roma. Corresponsal

El Estado italiano se va a enfrentar a una demanda real. Particularmente, la de los hijos del último rey de Italia, Humberto II de Saboya, que reclaman al Gobierno las joyas de la familia real custodiadas en una cámara acorazada del Banco de Italia desde hace 76 años. El botín en cuestión son una quincena de piezas, pendientes, diademas, collares y broches, que juntos suman un total de 6.732 diamantes y 2.000 perlas de diferentes medidas. Podrían tener un valor de hasta 300 millones de euros.

Las joyas de la entonces familia real italiana se encuentran en un pequeño estuche de cuero negro dentro de una caja fuerte del Banco de Italia desde el 5 de junio de 1946, tres días después del referéndum que abolió la monarquía. Entonces Humberto II, que reinó durante solamente 33 días tras la abdicación de su padre Víctor Manuel III –lo que le llevó a ser conocido como el rey de mayo– entregó las joyas al abogado Falcone Lucifero, ministro de la Casa Real, quien a su vez las llevó al entonces gobernador de la Banca de Italia, Luigi Einaudi. Hasta entonces estaban guardadas en el palacio del Quirinal, la antigua residencia de papas y reyes, que estos días espera a su nuevo inquilino mientras los parlamentarios italianos deciden el sucesor de Sergio Mattarella.

El botín está custodiado en una caja fuerte del Banco de Italia desde que se abolió la monarquía en 1946

Las joyas reales sin corona

Fue el primer ministro Alcide de Gasperi quien le reclamó las piezas a Humberto II, considerando, en base al Estatuto Albertino, la ley fundamental de la monarquía saboyana que fue reemplazada en 1948 por la actual Constitución, que las joyas fueron dadas en “dotación” a los reyes por el cumplimiento de sus funciones, pero no como propiedad personal. Pero el informe que da fe de la entrega de las joyas se sostenía que deben ser conservadas y “mantenidas a disposición de quienes tengan derecho a ello”, algo que, para los herederos al inexistente trono de Italia, les da derecho a reclamarlas.

“No fueron nunca confiscadas, han pasado más de 75 años y sobre todo, son de propiedad exclusiva de la familia Saboya y de los herederos del rey Humberto, y ya es hora que sean devueltas”, asegura a este diario su abogado, Sergio Orlandi.

Lee también

La princesa texana i el Caravaggio

Anna Buj

“No las hemos reclamado hasta ahora porque los herederos nunca se habían puesto de acuerdo y quizás los tiempos entre la casa Saboya e Italia no estaban muy maduros”, explica a La Vanguardia Manuel Filiberto, que asegura que le gustaría organizar una exposición itinerante con estas piezas. “Son joyas de propiedad privada, regaladas en bodas o compradas. No tienen nada que ver con las joyas del Estado y lo normal sería devolverlas a la familia”, defiende.

Manuel Filiberto nunca ha visto las joyas personalmente, sólo a través de informes y fotografías. La única vez que se abrió la caja fuerte fue en 1976, cuando fueron catalogadas ante el temor a que se pudieran haber robado. Fue la casa de joyería Bulgari la encargada de tasarlas y entonces las valoró en unos 2.000 millones de liras, unos 18 millones de euros en la actualidad, aunque algunos medios italianos aseguran que podrían tener un valor de hasta 300 millones. “Sobre todo tienen un valor sentimental e histórico –insiste Manuel Filiberto–. Hay diamantes, tantas perlas... pero lo más importante es que querría que mi hija pudiera tener como recuerdo un pequeño collar de su tatarabuela”.

Mostrar comentariosAl Minuto