Estos son los animales que te suelen picar pero no pueden volar

En verano se disparan las picaduras por mosquitos, moscas negras y otras muchas familias de insectos voladores. Sin embargo, los meses estivales también son especialmente propicios para otros artrópodos que, aunque no vuelan, también pican. En Aragón, las garrapatas, las chinches, las pulgas y los piojos pueden ser igual de molestos o más, y en algunos casos además pueden transmitir enfermedades.

“Vuelen o no, todos los artrópodos tienen la sangre fría”, recuerda Javier Lucientes, catedrático de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza. “A diferencia de los mamíferos o las aves, que somos capaces de regular la temperatura de nuestro cuerpo en todo momento, los artrópodos necesitan temperaturas altas para poder desarrollar su ciclo vital, por eso cuando están más activos es en los meses de verano”.

No obstante, hay dos excepciones: los piojos y las chinches de cama. “Los piojos tienen el cuerpo plano y lo que hacen es pegarse a su hospedador y aprovecharse del calor que desprende”, explica Lucientes. “Además, también utilizan el pelo de su huésped para protegerse del exterior, pero justo en verano es cuando los humanos solemos llevar menos pelo y eso les perjudica y hace que en los meses de calor haya menos problemas de piojos”.

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En cuanto a las chinches de cama, este experto recuerda que lo que hacen es vivir dentro de las viviendas en lugares de lo más recónditos próximos a las camas. “En las casas la temperatura puede sufrir variaciones, pero es más o menos constante y permite que los chinches puedan permanecer activos todo el año. Por supuesto, también en verano”, señala.

En todos los casos, estos artrópodos que pican pero no vuelan son hematófagos, es decir, muerden a los animales o a las personas porque necesitan alimentarse de su sangre.

Las garrapatas

Las garrapatas son arácnidos hematófagos que parasitan a un gran número de animales silvestres y también a los animales domésticos. Además, pueden picar a los humanos. Su tamaño va desde la cabeza de un alfiler (las larvas) hasta el de una alubia (las hembras repletas de sangre).

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Están en el suelo, normalmente cubiertas entre la hierba o los arbustos, y cada especie tiene diferentes preferencias de hábitat (bosques, dehesas, matorrales...). Aunque la mayor parte de las garrapatas permanecen activas en los meses cálidos, algunas también lo están durante el invierno.

Algunas especies pueden esta infectadas con una amplia variedad de organismos patógenos que son transmitidos durante el proceso de ingestión de la sangre. Por eso la mejor forma de evitar el contagio de esas enfermedades es evitar las picaduras de garrapata.

Para lograrlo, se recomienda que las personas que suelan estar en contacto con la naturaleza sigan consejos tan sencillos como utilizar manga larga y pantalón largo, procurar usar siempre botas cerradas con calcetines que cubran la parte inferior de los pantalones, llevar ropa de color claro (permite detectar las garrapatas más fácilmente), evitar en lo posible el contacto con la vegetación... Si se sale al campo con una mascota es conveniente aplicarle algún antiparasitario recomendado por un veterinario.

Estos son los animales que te suelen picar pero no pueden volar

Además, al finalizar la actividad se recomienda examinar todo el cuerpo (sobre todo en el caso de los niños) para detectar si ha habido alguna picadura de garrapata revisando sobre todo axilas, ingles, cabello, la zona de detrás de las rodillas, el interior y el exterior de las orejas, el ombligo, el entorno de la cintura... También conviene inspeccionar a las mascotas.

La mayoría de las enfermedades transmitidas por garrapatas requieren que el animal se adhiera e ingiera sangre durante varias horas. Por eso es muy importante quitarla antes de que la persona se infecte y por eso, en caso de encontrar alguna, hay que extraerlas cuanto antes. Para hacerlo hay que usar unas pinzas de borde romo y punta fina. Si no se dispone de unas, se puede extraer con los dedos usando unos guantes finos.

Hay que procurar no aplastarla, sujetarla firmemente lo más cerca posible de la piel y tirar de ella suavemente hacia arriba. Después hay que limpiar bien la herida con agua y jabón o aplicar un antiséptico y lavarse bien las manos. En los días siguientes se debe estar atento por si se tiene fiebre o alguna erupción en la piel, y si eso ocurre hay que ir al médico diciendo que se ha sufrido una picadura de garrapata.

Las chinches

Las chinches de cama son insectos parásitos que prefieren la sangre humana y tienen hábitos nocturnos, aunque no exclusivamente. Durante el día se refugian en escondrijos situados cerca de las zonas de descanso y por la noche salen para alimentarse de la sangre de sus víctimas.

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Los ejemplares adultos tienen forma oval y aplanada, semejante a una semilla de manzana; su color varía de rojizo a marrón; y miden entre 4 y 7 milímetros.

Las chinches se alimentan en las zonas más expuestas de la piel (cuello, brazos, hombros, espalda...) y las picaduras suelen provocar un fuerte picor, hinchazón e inflamación observándose unas ronchas rojizas situadas a menudo en línea por la zona donde se han producido. Para tratarlas se recomienda lavarlas bien con agua y jabón y no rascarse para evitar que se infecten. En caso de picor fuerte se puede comprar en la farmacia productos que lo alivien, y si se produce una infección o el picor es difícil de soportar se debe acudir a un centro de salud.

Como las lesiones que las chinches producen en la piel son parecidas a las de otros insectos como las garrapatas, los piojos o las pulgas, para detectar el problema hay que encontrar rastros de su presencia en lugares como los pliegues del colchón, el cabecero y el somier de la cama, la ropa de cama, las mesillas y los armarios, las alfombras, molduras, grietas, juntas, aparatos eléctricos y electrónicos...

Las chinches son una plaga muy persistente y difícil de eliminar, ya que además de refugiarse en escondites muy recónditos pueden estar más de un año sin alimentarse. Por eso para eliminar la presencia de estos animales hace falta acudir a un técnico con experiencia en el tratamiento de este tipo de plagas.

Las pulgas

Las pulgas son un pequeño insecto de entre 1,5 y 3 milímetros fácil de reconocer gracias a su cuerpo aplanado y su gran capacidad de salto. Existen un gran número de especies, cada una de ellas especializadas en un determinado animal hospedador, aunque también pueden parasitar a otros.

En el medio urbano, las más comunes son la pulga del perro ('Ctenocephalides canis') y la del gato ('Ctenocephalides felis'), que a veces producen infestaciones en las viviendas en las que viven esas mascotas. En el medio rural son frecuentes allí donde hay animales.

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La picadura de pulga es característica, ya que se forma una hinchazón roja en forma de círculo con un punto oscuro en el centro y suelen aparecer varias a la vez formando una línea recta. En personas sensibles o niños, suelen provocar urticaria y granitos que pican. Las pulgas pueden permanecer en la ropa hasta después de varios lavados, por eso para eliminarlas es recomendable hacerlo a temperaturas elevadas o incluso congelando las prendas.

En cuanto a las mascotas, es frecuente que sufran dermatitis alérgicas (un proceso que puede presentar importantes complicaciones) provocadas por las pulgas, por lo que se recomienda llevarlas al veterinario para que les aplique algún producto antiparasitario y revisarlas periódicamente, sobre todo en los meses de verano.

Los piojos

Según su localización en la persona, se diferencian tres tipos de piojos: el piojo de la cabeza ('Pediculus humanus var. Capitis'; el piojo del cuerpo ('Pediculus humanus var. Corporis'); y el piojo del pubis o ladilla ('Pthirus pubis'). Como ya se ha indicado, y a diferencia de lo que sucede con otros muchos insectos hematófagos, el verano es la época del año en la que los piojos presentan menos actividad, ya que las personas suelen llevar el pelo más corto.

El piojo de la cabeza afecta principalmente a niños de entre 3 y 10 años con preferencia al sexo femenino y siendo independiente su presencia del nivel sociocultural. Este piojo vive sobre el cuero cabelludo (sobre todo en la nuca y detrás de las orejas), mientras que las liendres se sitúan pegadas al pelo con una sustancia viscosa y próximas al cuero cabelludo. Su transmisión se realiza por contacto directo y a través de cepillos, peines, gorros... Este tipo de parasitación se manifiesta habitualmente con síntomas benignos como picor y sensación de hormigueo,raramente se asocia a complicaciones o es un transmisor de otras enfermedades. Ocasionalmente, los rasguños y costras que se producen como consecuencia del rascado pueden favorecer la aparición de infecciones leves.

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Por su parte, la presencia del piojo del cuerpo se asocia habitualmente a estados socioeconómicos desfavorecidos que con frecuencia conllevan condiciones higiénicas precarias. Se transmite por contacto corporal directo o bien a través de las sábanas o ropas infestadas. La infestación suele localizarse alrededor del cuello, en el tronco, axilas, cintura, nalgas, ingles y otras zonas a las que el insecto se traslada periódicamente desde las ropas para alimentarse. Los síntomas más característicos de este tipo de pediculosis son el picor intenso y el desarrollo de una reacción alérgica y urticaria como respuesta a las picaduras del insecto, así como la presencia de arañazos e incluso lesiones inflamatorias. Este tipo de infestación constituye un importante vector de transmisión de ciertas enfermedades infecciosas.

En cuanto al piojo del pubis, se transmite principalmente por contacto sexual. La ladilla difiere de los anteriores en su morfología (aspecto más redondeado) y su localización, encontrándose inicialmente en la zona genital, donde suele permanecer, y eventualmente adherido al pelo de otras zonas del cuerpo. En condiciones favorables, parece que puede sobrevivir fuera del huésped hasta 36 horas. El principal síntoma de esta pediculosis es el picor (sobre todo nocturno) y ocasionalmente, el desarrollo de reacciones alérgicas, siendo también característica la aparición de manchas asintomáticas de color azulado-grisáceo sobre la parte inferior del tronco y el interior de los muslos.

​Las chinches de cama, una plaga en incremento