El impacto del color y la luz en nuestra salud mental

La luz tiene impacto en la vida. Puede mejorar o interrumpir el sueño, la cognición y el bienestar general. Puede mejorar el estado de ánimo, estabilizar el ritmo circadiano y con él, el sueño nocturno. También puede traer alivio en la depresión y activarnos para tener un tiempo de reacción más corto.

Rachel y Stephen Kaplan, profesores de Psicología de la Universidad de Michigan, han conducido numerosos estudios sobre la manera en que los humanos reaccionamos al ambiente. Uno de ellos es La experiencia de la naturaleza: una perspectiva psicológica. En él hablan de brillo, saturación y tonalidad.

Brillo. La luz brillante puede intensificar las emociones, mientras que la luz tenue las estabiliza (no las desaparece). Esto sugiere que las personas toman decisiones más racionales y están más dispuestas a negociar y llegar a acuerdos en esta última condición de iluminación.

La saturación es la intensidad de un color. Una mayor saturación amplifica las emociones. Los colores apagados pueden reducirlas.

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Y en cuanto a tonalidad, la luz adquiere distintas propiedades. La natural puede crear un ambiente más alegre, pero la artificial puede manipularse para crear diferentes emociones y reacciones físicas.

Todo esto contribuye a crear el ambiente en el que nos desenvolvemos, coloreamos e iluminamos, a veces de manera inconsciente.

Creando mejores ambientes cotidianos

El tema del ambiente tiene especial énfasis ahora. La doctora Mónica Llanos Encalada, psicóloga clínica, indica que la tendencia es el aprovechamiento de la luz natural y los espacios abiertos.

Hoy los diseños arquitectónicos proponen grandes ventanales, espacios descubiertos, claraboyas, techos semitransparentes, para que entre la mayor cantidad de luz natural posible.

Por eso los bancos, aeropuertos, centros comerciales son lugares muy luminosos, aunque sea por medios artificiales, para crear un estado de ánimo en alerta y bienestar, en oposición a lugares sombríos o tenues, en el que los trabajadores o visitantes podrían estar decaídos, en estados de somnolencia.

Esto es notorio en la depresión, en los estados de duelo o en los trastornos mentales, en que las personas tienden a replegarse y dormir en el día. El sueño es una “vía de escape” al sufrimiento, dice la psicóloga. El contacto con la naturaleza, por el contrario, beneficia. “La luz directa del sol no solo tiene un efecto psicológico, sino que incide en el sistema inmunológico y por tanto en el estado de ánimo”.

El impacto del color y la luz en nuestra salud mental

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Teniendo en cuenta esto, Llanos explica que no solo se trata de que estamos influidos por lo que nos rodea, sino que a veces, de manera inconsciente o impulsiva, nos rodeamos de elementos que no nos ayudan a largo plazo.

Cuando esté en estados de ánimo muy altos o muy bajos, no tome decisiones con las que tendrá que convivir por meses o años. Como la pintura de los ambientes donde pasa considerable tiempo: oficina, consultorio, estudio, taller, cocina, áreas de descanso… o ropa.

“La personalidad se ve reflejada en el color. Abra su clóset y vea qué colores imperan, ¿los oscuros? Tal vez significa que usted desea pasar desapercibida, quiere ocultarse en su vestimenta o está decaída”.

Elija de manera consciente los colores del lugar o los objetos con los que va a desenvolverse a diario. Haga un inventario de los colores que predominan. ¿Los claros, los fuertes, los oscuros, los de moda?

“No estoy en contra de los oscuros, pero necesitamos elegir colores de manera inconsciente, pensando qué efecto van a producir en nosotros día tras día, sabiendo que lo que se ve bien en otro lugar o en otra persona no necesariamente aplica en nuestro caso”. Por eso, en ‘picos’ de emoción, es mejor no comprar o tomar decisiones con efectos duraderos.

El protagonismo de la iluminación

Durante la pandemia, hace notar Llanos, subió la demanda de materiales de construcción y decoración, porque al estar confinada, la gente buscó estar más a gusto. Lo que no significa tener más lujos. “Los hogares no son tiendas de decoración”, añade. “Son lugares para compartir”, no para almacenar.

Si el hogar no es agradable para el habitante, no importa cuánto se haya invertido en él, este se volcará hacia afuera. “Antes de estos dos años se nos había quitado la cultura de estar en familia, de compartir el ocio, de jugar. El confinamiento, a la fuerza, nos hizo retomar ciertas costumbres”.

¿Y ahora? “Tenemos que aprender a vivir en equilibrio”. No estar más encerrados, pero sí tener un hogar en el que nos sintamos cómodos, y no asfixiados. “La primera persona que se sienta a gusto en casa debo ser yo; si lo consigo, el resto también lo hará”.

El hogar no es solo un lugar para dormir. Es muy importante el hecho de disfrutar en él. “Muchos pasan años queriendo tener una casa propia, y luego el tiempo que se pasa allí es tan mínimo que se vuelve una contradicción”.

La psicóloga anima a concentrarse en los espacios comunes, como las salas, donde la familia pueda reunirse. “No crear casas-museo, casas de lujo, sino casas para vivir”.

Aproveche en casa la luz solar, los colores estándar. No es un retroceso decorativo, dice la psicóloga. “Es algo cíclico, volver a apreciar las cosas sencillas, naturales”. Por ejemplo, piense en ventanas grandes o ventanales, siempre que sea posible, para que entre luz y sus espacios puedan oxigenarse (lo cual también está recomendado).

Trate de no obstruir todo su terreno con cemento. Todo hogar debe tener un espacio verde, patio o pequeño balcón donde usted salga un momento a sentarse, a tomar un café, a hacer jardinería, a conversar. Es impresionante, dice Llanos, la sensación de bienestar solo con cambiar el color o la fuente de iluminación de un ambiente. “Debo hacer conciencia de que necesito ese espacio”. ¿Quiere compartir algo bueno con su familia? Ofrézcales la posibilidad de la luz.

Hágase la luz

La dirección de una fuente de luz puede transformar los espacios e impactar la manera en que se siente la gente que allí está. Lo subraya Llanos, y con ella está de acuerdo lade Ingenieros de Iluminación de Estados Unidos (IES), agrupación científica de más de un siglo de existencia.

La luz posicionada sobre el nivel del ojo puede crear una sensación de restricción, formalidad, sobriedad. La luz ubicada por debajo del nivel del ojo puede provocar una sensación más íntima, informal, donde resalta la importancia del individuo.

La IES ha creado su propia cartilla en la que muestra con más detalle estos efectos y cómo impactan un espacio. Úsela para analizar y mejorar su propio sitio.

  1. Luz intensa justo sobre la persona: tensión.
  2. Luz colgante, cerca de la persona, con iluminación adicional en el perímetro, en colores cálidos: relajación.
  3. Luz brillante en el plano de trabajo o en la pared, en tonos fríos: productividad y claridad visual.
  4. Luz brillante en las paredes y en el techo: amplitud, espacio.
  5. Luz muy baja, al mismo nivel que la persona, con poco perímetro y con áreas oscuras en el resto del ambiente: privacidad, intimidad. (F)