Soja: el principal complejo exportador perdió espacio a nivel mundial y el país decenas de miles de millones de dólares

Aunque sigue siendo el principal rubro exportador de la Argentina, en la última década el complejo sojero perdió espacio a nivel mundial y el país dejó de recibir decenas de miles de millones de dólares.

Incluso el perfil de los compradores cambió. En el primer semestre de 2021, según un informe del Indec, los principales compradores de soja argentina fueron la India y Vietnam, que en valor compraron más del triple que China, antes cliente número uno, y ganaron importancia compradores como Bangladesh.

El perfil de los clientes y la canasta de productos hizo que se fuera achicando la posibilidad de venta de harina y aceite, productos para los cuales la Argentina desarrolló, en torno de los puertos de Rosario, el principal centro de procesamiento mundial de soja, que hoy funciona a entre 50 y 60% de su capacidad, dijo Luis Zubizarreta, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja)

_ ¿Hay un auge y declinación de la soja?, le preguntó Infobae.

_ “Sí lo hay, lamentablemente. Esta última campaña es el área de siembra más baja de últimos 15 años. Llegamos a tener una producción récord de 60 millones de toneladas (2014/15) y desde ahí tuvimos estancamiento y declinación. Podríamos producir 70 millones de toneladas, pero estamos en 44/45 millones. Y no es que el mundo demande menos, sino que demanda más. Brasil, EEUU, Paraguay crecen, en algunos casos fuertemente”, respondió el también titular de la Cámara de Biocombustibles (Carbio).

De hecho, un informe del Centro de la Industria Aceitera Argentina (Ciara) y la Cámara de Exportadores de Cereales (CEC) precisó que en los últimos 10 años la producción de soja en la Argentina cayó 12%, de 50 a 44 millones de toneladas, mientras en Brasil aumentó 91%, de 75 a 144 millones y en EEUU 31%, de 91 a 119 millones de toneladas.

Más preocupante aún es el estancamiento en el volumen de procesamiento local, esto es, la industrialización del producto primario, para producir harina (la Argentina sigue siendo el primer exportador mundial) y aceite. Hace diez años se procesaban unas 36 millones de toneladas, casi igual que ahora. En igual período, EEUU aumentó 32% y Brasil 28% su volumen de procesamiento.

Además, dice el informe, los países compradores, liderados por China, también incrementaron su capacidad, en unas 17 millones de toneladas: quieren comprar menor aceite y harina, y más poroto, de menor valor, para procesarlo localmente. Lo cual implica menos empleo y menos dólares para la Argentina.

Soja: el principal complejo exportador perdió espacio a nivel mundial y el país decenas de miles de millones de dólares

El monumental complejo de procesamiento creado a fuerza de inversión en torno de los puertos cercanos a Rosario hoy funciona a 50% o a lo sumo 60% de su capacidad, dijo Zubizarreta.

El menor volumen de procesamiento implicó a su vez que se perdieran unos 700.000 viajes de camión, se impidiera la creación de unos 80.000 empleos formales de calidad y se dejaran de exportar unos USD 10.000 millones anuales, durante varios años, calculó Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, ante una reciente consulta de Infobae.

De hecho, Zubizarreta recordó a Infobae que según algunos cálculos la pérdida de exportación en las campañas de la última década alcanzaba para pagar la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional.

¿Cómo un país en crisis, con casi 50% de pobreza y que necesita dólares se da el lujo de retroceder en la cadena exportadora más importante? dijo Zubizarreta que se planteó en el último seminario de Acsoja, al que concurrió el entonces recién asumido titular de Agricultura, Julián Domínguez. “El ministro estuvo de acuerdo con el planteo y se comprometió a trabajar para revertir la situación con una salida superadora”, dijo Zubizarreta a Infobae.

Para la cadena sojera, la razón de la pérdida de posición internacional y estancamiento y declinación local es muy clara. “Se ensañaron con una carga fiscal sobre la cadena tan extraordinariamente, que más que duplica el promedio del país y ahoga el incentivo a producir. Le pusieron piedras en la mochila a nuestros mejores corredores. En nuestro sector es válida la curva de Laffer: se podría recaudar más, por mayor producción, si gravaran menos la producción y la exportación: hay que pensar en bajar gradualmente las retenciones”, dijo Zubizarreta.

La parte del león (fiscal)

Un trabajo de Acsoja y la Fundación para el Desarrollo Agropecuario Argentino (FADA) estimó que en el primer semestre del año, en que el precio promedio de las exportaciones de soja argentina (como poroto, aceite y harina) fue de USD 566 la tonelada, de los cuales 260 fueron para el fisco argentino. Sin más mérito que su poder tributario, el Estado se queda con la parte del león: el 46% (de esa parte, 69% son impuestos no coparticipables, solo para el Gobierno nacional), más que el 40% (USD 226 por tonelada) de los productores, al tipo de cambio oficial y ya rebanado por las retenciones, y muchísimo más que el 7% que le queda la industria, el 5% que se va en fletes y el 2% al sector comercial.

Muchos expertos destacan también que el aumento del área y la producción de maíz, trigo, cebada y otros cultivos implica mayor rotación y cuidado del suelo, notó Infobae al titular de Acsoja.

“El avance de otros cultivos es positivo, pero puede darse sin que retroceda la soja. Argentina tenía una tendencia a una producción no sustentable desde lo agronómico. Pero eso ha sucedido también en los países donde aumentó la producción de soja. Se puede aumentar la producción, achicando la participación relativa de la soja respecto de otros cultivos como el maíz y el trigo. Vía precios, el mundo manda una señal para producir y la Argentina deteriora esa señal con impuestos. El mundo demanda soja y nosotros sofocamos los sectores productivos”, respondió Zubizarreta.

Amenazas

Además, desarrollos externos echan sombras sobre el futuro.

Apuntando a la “sustentabilidad”, EEUU está impulsando la construcción de megaplantas de biodiesel para sustituir el uso de combustibles fósiles mediante mayor producción de aceite de soja para elaboración de biodiesel.

Así, por ejemplo, Chevron y Bunge de EEUU anunciaron una inversión conjunta de USD 600 millones y se fomaron otras parejas de gigantes, como Phillips y Shell y Marathon Petroleum y Archer Daniels Middland, que anunciaron joint ventures e inversiones multimillonarias para producir biodiesel. Según Ciara-CEC, por cada tonelada de aceite de soja para biodiesel, EEUU producirá también cuatro toneladas de harina de soja, cuyo principal destino será la exportación.

“Les va a sobrar la harina. La Argentina todavía es el principal exportador mundial de harina de soja y es un mercado que nosotros estamos cerrando con la reducción del corte a la mitad; lo que está haciendo que nosotros vendamos nuestro aceite a la India y Bangladesh, y también tengamos nuestras plantas de biodiesel con capacidad ociosa”, dijo Zubizarreta.

Soja, Maíz, Trigo

Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, en 2001/02, la Argentina produjo 15,3 millones de toneladas de trigo, 14,7 millones de toneladas de maíz y 30 millones de toneladas de soja. Diez años después, en la campaña 2011/12, había retrocedido a 15,1 millones en la producción de trigo, aumentado a 21,1 millones de toneladas de maíz (+ 43,5%) y a 40,9 millones de toneladas de soja (+ 36,3 por ciento).

En los diez últimos años la producción de trigo se recuperó, al punto de estimarse una producción de más de 22 millones de toneladas para la campaña 2021/22 (un aumento cercano al 50% respecto de hace diez años) y el maíz siguió su ciclo ascendente: 52 millones en la última campaña y 57 millones que se estiman en el ciclo 2021/22 (un envión adicional en torno del 150 por ciento).

Por el contrario, la soja cerró en 45 millones la última campaña, un tercio menos que las 60 millones de toneladas de 2014/2015 y muy lejos de su potencial de 70 millones de toneladas, aunque con aumentos de productividad por hectárea y precios que en mayo de 2020 superaron los USD 600 por toneladas, marcando un muy buen promedio para 2021, y en los últimos días volvieron a superar los 500 dólares.

El mundo empuja la soja argentina, pero el Gobierno le carga la mochila de piedras.

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