Adelante - Piercing: una huella para toda la vida

CAMAGÜEY.- Ya sea por un simple gusto, para resaltar, como símbolo de rebeldía o reflejo de la personalidad, los piercing resultan cada vez más populares entre los jóvenes, convirtiéndose en una moda.

La ceja, la nariz, los labios, la lengua o el ombligo son las partes del cuerpo en que los apreciamos con mayor frecuencia, pero los aros o barras de metal han encontrado sitio también en los genitales y los pezones.

Al igual que los tatuajes, esta práctica de perforar la piel, considerada incluso por algunos como un arte, deja una marca para toda la vida y de no ser realizada con las condiciones necesarias puede resultar perjudicial para la salud, por lo que no debe ser una decisión tomada a la ligera.

Aunque cada uno tiene un significado, en muchos casos los jóvenes ni siquiera lo conocen, y simplemente lo utilizan porque les gusta o para estar actualizados.

El piercing en la nariz es de los que más gusta pues acentúa los rasgos del rostro. Constituye un símbolo de riqueza y rebelión contra los valores conservadores, y según antiguas creencias las mujeres que tuvieran uno tendrían un parto más fácil por estar ligado a los órganos sexuales femeninos.

Uno de los más seductores y asociado al placer sexual, el de la lengua, significa en realidad valentía, valor, superación y no temor a la muerte y el dolor.

Adelante - Piercing: una huella para toda la vida

En los labios era una especie de bautismo religioso usado como ritual para marcar el paso a la edad adulta y considerado símbolo de poder entre los varones de una población, marcando los distintos tipos de joyas la clase dentro de la sociedad.

Varias mujeres prefieren el del ombligo. Sugiere individualidad y expresa metas personales, filosofía de vida y rebeldía. Por situarse cerca de los genitales, adquiere connotaciones eróticas.

Más allá de lo que “dicen” acerca de nosotros y nuestra razón de vida, estas huellas prácticamente irreversibles pueden causar también daños inmediatos.

Las alergias, sangrados, tumoraciones o estafilococos se cuentan entre las reacciones adversas a las que nos exponemos al colocar un objeto ajeno en nuestro organismo. Una perforación en cualquier parte del cuerpo resulta muy riesgosa ya que puede ocurrir una infección, siendo la más frecuente la Hepatitis C, por no desinfectar la zona con el antiséptico adecuado, no seguir el plan de cuidados necesarios o reutilizar objetos sin un proceso de esterilización.

Para evitarlo, lo ideal es que lo realice un especialista, y mejor aún en una institución de Salud, donde están creadas las condiciones higiénico-sanitarias De lo contrario puede dañarse algún nervio o vaso sanguíneo ocasionando complicaciones que incluso ponen en riesgo la vida.

Las joyas a implantar deben ser de acero quirúrgico u oro de 14 o 18 quilates. Para la primera vez se recomienda el titanio, un metal antibacteriano.

Personal experimentado aconseja no tomar aspirina ni otro analgésico que afecte la coagulación de la sangre pues retarda la cura del agujero; y no exponerse a baños prolongados de piscina ni al sol durante los dos primeros meses porque los rayos ultravioletas perjudican la desinfección de la piel y la cicatrización.

Si, a pesar de los riesgos, estamos seguros de querer perforarnos el cuerpo porque en realidad se ajusta a nuestra idiosincrasia y expectativas, debemos observar estas medidas para evitar consecuencias en la salud.