Diana Widmaier, nieta de Picasso, y las joyas que el genio nunca quiso vender

Un zumo de naranja, zanahoria y jengibre en un café très très bien con la cúpula de Les Invalides de testigo. Cita parisina con Diana Widmaier Picasso, abogada, comisaria de altos vuelos, historiadora del arte, experta en pintura del siglo XVII (Poussin, Velázquez, Rubens…) y una de las máximas autoridades en la escultura de un tal Pablo Ruiz Picasso.

De sensibilidad probada y fondo enciclopédico, Diana es la tesorera sentimental, intelectual y material de un trocito de patrimonio de la Humanidad, en tanto que hija de Maya Picasso y nieta de Marie Thérèse Walter y el gran artista malagueño. Y sí, hay algo en sus rasgos que delata esa conexión, como si su figura hubiese escapado de un lienzo y se hubiera vestido de época azul (en versión alegre), de ese tono aturquesado que tanto le gustaba a… su rival Henri Matisse. “A veces la gente me dice que me parezco a mi abuelo, sí”.

Una cierta mirada

La historiadora, investigadora de la obra escultórica del artista malagueño, tiene un cierto parecido a Picasso:“A veces la gente me dice que me parezco a mi abuelo, sí”

Aunque discreta por naturaleza, la actualidad saluda a Diana Widmaier Picasso por partida triple. Porque sigue descubriendo joyas que van completando el puzle del catálogo razonado de toda la obra escultórica del artista de Las señoritas de Avignon; porque está preparando una exposición que se llamará Picasso et Maya y que se presentará la próxima primavera en París...

...Y porque una de sus actividades profesionales, el diseño de joyas, coincide felizmente con otra muestra, la que se exhibe en el Picasso de Barcelona, y que da a conocer un mundo más bien privado y familiar del artista, una exposición que, albricias, se prorroga hasta el próximo 9 de enero, regalo de Reyes Magos.

Diana Picasso lanzó hace cinco años una iniciativa, Mené, que diseña joyas “en oro de 24 kilates y platino”, aventura que comparte con su amiga Sunjoo Moon, directora creativa que ha trabajado en firmas como Missoni o Kenzo. “Las joyas es un campo que conozco bien, porque son como pequeñas esculturas, amuletos. Y esto se puede ver en las obras de mi abueloen el museo de Barcelona, joyas que se presentan como talismanes mágicos”, razona Diana Widmaier.

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En las manos de la nieta del genio va tomando forma uno de los proyectos más ambiciosos en torno a la obra de Picasso: completar el catalogue raisonné de su obra escultórica. Empezó hace unos quince años, es decir que tal vez el trabajo final vea la luz dentro de otros tantos: “Estoy en ello, viendo los fondos del museo Picasso de París, que está preparando un catálogo crítico de su colección que editarán este otoño y que me está permitiendo dar con nuevos elementos”.

Los autores más serios de catálogos razonados dedican 20, 25, 30 años. El tiempo yla distancia, permiten que las piezas afloren y salgan de las sombras…

Diana Widmaier PicassoHistoriadora del arte

Diana Widmaier, nieta de Picasso, y las joyas que el genio nunca quiso vender

Widmaier Picasso es espectadora privilegiada (pero también sufridora) de una de las grandes leyes picassianas, la que dicta que el universo del artista malagueño no se acaba nunca. “El proceso es largo. Conozco a autores que trabajan en catálogos razonados. Los que son más serios dedica 20, 25, 30 años a completarlos, es normal, porque es una actividad paralela a otras y porque el tiempo, la distancia, permiten que las piezas afloren y salgan de las sombras…”.

'Indiana' Widmaier Picasso

Cuando aparece la aguja en medio del pajar

¿Qué siente cuando descubre algo nuevo de su abuelo? "Un gozo, una exaltación total, un placer que compartes con la gente con la que investigas", cuenta la historiadora mientras apura el zumo de frutas. "Hace poco dimos con la pista de una escultura que creíamos que estaba perdida, una pieza de 1954 que se exhibió en la Galerie Charpentier. Gracias a un amigo que me dio una pista fui a verla". La pieza la conocía por una foto en blanco y negro, no se había visto en mucho tiempo. "Era una cabeza que representa a un loco. Menuda emoción -recuerda-. Hay que saber esperar para que descubrir, hay que ser paciente". A veces, la aguja aparece en medio del pajar. "John Richardson, uno de los grandes expertos en la obra de mi abuelo, me decía que siempre puedes aprender algo nuevo, el misterio que rodea a Picasso siempre va a emerger".

Con las esculturas de Picasso sucede algo parecido que con las joyas, forman parte de un circuito privado, menos comercial que el de los cuadros. “Hay que tener en cuenta que buena parte de las esculturas de mi abuelo se las quedó, no las cedió, pertenecían a su esfera íntima. O bien están en el museo de París o pertenecen a la familia o, acaso, en alguna colección particular. No usó siempre la misma fundición, tenía series únicas de diez piezas. Ese es el valor de su obra…”

¿Ser un Picasso significa que es muy difícil escapar a la figura de su abuelo y al mundo del arte?

Un poco, mi pasión por el arte siempre la tuve, pero estudié primero derecho y luego intenté “huir” del arte del siglo XX para especializarme en el del XVII, una pasión que adquirí en mis veranos en Venecia.

Pero no consiguió huir…

Cuanto más me sumerjo en la obra de mi abuelo, más siento esa dimensión espiritual. Es una manera de separarme del hombre, del abuelo, y acercarme a su obra que es universal, que tienen ese punto de espiritualidad, como las joyas.

Si tuviera que elegir a un pintor del XVII…

Qué difícil, pero si tengo que destacar a uno solo, tal vez este sería Nicolas Poussin. Es una época a la que mi abuelo se interesó mucho por la perfección del dibujo, la belleza femenina, y estos pintores son maestros en las dos cosas. Existe una conexión muy clara entre una época y la otra, entre Picasso y Velázquez, la serie de las Meninas, evidentemente, el Greco…

Hay una conexión muy clara entre la pintura del XVII y la era de mi abuelo, que se interesó por Poussin, el Greco o Velázquez, con su serie de las Meninas

Diana Widmaier PicassoHistoriadora del arte

¿Hay alguna comparación posible entre el mercado del arte del siglo XVII y el de hoy en día?

Sí, hay gente que piensa que el fenómeno del mercado del arte es nuevo. De hecho se construye en torno al siglo XVII, ese apetito por las obras importantes, con precios elevados. Los precios de las obras de Nicolas Poussin podían llegar a alcanzar precios altos. Había una especie de control que ejercían los críticos como Roger de Piles, que era muy influyente para hacer subir las tarifas de los cuadros de Rubens. Y después estaban los coleccionistas, banqueros como (Everhard) Jabach.

Banqueros y comerciantes...

En efecto. A inicios del XVII son los banqueros y luego se les unen como coleccionistas de arte los comerciantes. A finales del siglo XVII empiezan los movimientos internacionales. Al final es parecido lo que pasa con Picasso, que el mercado se abre a los Estados Unidos, a los alemanes. La resonancia del arte entonces y ahora es parecida. Entonces, los grabados sirvieron para que circularan las imágenes.

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