Paco Rabanne otoño-invierno 2022/2023: texturas, vestidos metalizados y una meditación guiada

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El primer show de la nueva temporada ha mezclado la evasión con las sensaciones y la búsqueda de paz a través de siluetas muy definidas y preciosistas y un juego de tejidos hipnóticoPaco Rabanne otoño-invierno 2022/2023: texturas, vestidos metalizados y una meditación guiada Paco Rabanne otoño-invierno 2022/2023: texturas, vestidos metalizados y una meditación guiada

El Paco Rabanne de Julien Dossena lleva varias temporadas saltándose el calendario oficial de las semanas de la moda. No es el primero en hacerlo, y la decisión sigue resultando lógica para quienes los tiempos son apretados y no quieren verse sumidos en la vorágine estresante que pueden suponer esas fechas. Un sentirse abrumado que recuerda a lo que (casi) cualquier persona puede experimentar en medio de una multitud en la gran ciudad. Y en ambos casos, hay una primera solución: respirar profundamente y conectar con el aquí y ahora. Justo lo que ha propuesto Dossena en la colección de otoño-invierno 2022/2023 de Paco Rabanne. Y lo ha hecho de una manera sublime a través de siluetas y texturas hipnóticas.

En esta colección, Dossena explora una "esquiva intersección entre lo técnico y lo sensual a través de distintos volúmenes y texturas". Una investigación que también se condensa en las"percepciones sensoriales"y cómo estas pueden cambiar. Cómo lo hacen en medio de la rutina, en medio del asfalto, de la naturaleza que asoma entre los edificios. De un atardecer multicolor. Por eso, el filtro de Instagram con el que Paco Rabanne daba un adelanto de lo que sería la temática se basaba en colorimetría cambiante, por eso las distintas sensaciones y emociones se ligan a un tono concreto. Los mismos que han envuelto a los pocos invitados que han tenido el privilegio de ver de cerca la aproximación de Dossena a una moda que es delicada y potente a partes iguales y que explora, entre otros términos, "la plasticidad, el fetichismo y la forma", la "redefinición de las formas que ciñen y revelan" y "los contrastes de mate y brillo".

Con lo que podría ser una meditación guiada para principiantes como banda sonora, los looks de otoño-invierno 2022/2023 de Paco Rabanne han empezado a emerger como si escapasen de un baúl que ha sobrevivido al paso del tiempo: la "crudeza de los 90" se une a los pliegues de muchas de las minifaldasy los vestidos cortos recuerdan a la silueta del polisón, ese armazón interior que reemplazó al miriñaque a finales del siglo XIX.

Paco Rabanne otoño-invierno 2022/2023: texturas, vestidos metalizados y una meditación guiada

Más referencias a ese período hay en cuellos rizados, en algún plisado; se mezclan con los sempiternos metalizados, que más que la cota de malla clásica, han hecho gala de una cualidad acuosa que recuerda a la pata y el oro fundidos. Y aunque han tenido una presencia destacada en los últimos vestidos cortos e incluso como entretela y detalles de otras piezas, esas telas no han sido las protagonistas absolutas: lo han sido todas las demás.

Es casi imposible hacer un listado completo de todos los tejidos que han aparecido en la colección de Dossena, porque precisamente en ellos ha plasmado el director creativo de la firma esas sensaciones que han hilado el discurso. ¿Quién no ha experimentado confort al envolverse en un jersey mullido o en un cárdigan suave? ¿Quién no ha sentido ese chispazo de alegría al cubrir su cuerpo con un vestido de lentejuelas?

"Los contrastes, tanto esperados como inesperados, transmiten un sutil sentimiento fetichista, vinculado al proceso y la provocación", cuentan desde la firma. "Los tejidos moteados y las superficies de lentejuelas resbaladizas contrastan con el brillo y el mate", un hecho que también se plasma en la unión de "la malla metálica y el punto en un único tejido".

La apuesta de Dossena para Paco Rabanne recoge esa idea ya presente durante temporadas anteriores de buscar en lo táctil y lo visual la conexión con el público: en una época en la que ver la ropa en directo es algo excepcional, las texturas tienen que destacarse lo máximo posible para que el espectador pueda ya no visualizarlas, sino sentirlas sin tener que estar presente en una sala. Y en esta ocasión, el objetivo está cumplido.

Las 'paillettes' se han mezclado con el mohair, lo 'casual' de una rebeca, con lo especial de esas faldas con reminiscencias al polisón; la sencillez de un jersey liso, con el romanticismo de un cuello blanco XL con bordado inglés. El volumen controlado pero destacado de las caderas (y a veces de los hombros estructurados), contrasta con un talle ceñido y marcado, sin medias tintas. Una silueta muy definida que se ha ido repitiendo como leitmotiv y que puede recordar a la feminidad tradicional y normativa pero que, sin embargo, no tiene nada de relamida.

El cuerpo que se ha dejado ver al ritmo de esas respiraciones profundas y del "right now" que sonaba como mantra puede recordar a todo y a nada. Ya se han mencionado algunas referencias temporales y estéticas, pero la magia del director creativo (como sucede con todos los buenos creativos) está en añadir algo, un ingrediente secreto que lo transforma en algo que no se parece a nada que se haya visto, en lo que está por venir. Y ese futuro tiene parte de escapista, de preciosismo, de vanguardia, de nostalgia feliz, de optimismo. De "heroínas futuristas".

Si es así, si es con estas prendas: que llegue ya el otoño. Que llegue ya el mañana.


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