Por qué Laos cree que este dios serpiente merece ser reconocido por la UNESCO

En Laos, una leyenda cuenta que un apuesto espíritu del agua, mitad serpiente y mitad humano, conocido como naga, atrae a una hermosa tejedora para que sea su novia en las profundidades del río Mekong. Aunque este dios con aspecto de dragón puede verse en todo el Sudeste Asiático -sonriendo desde los tejados, retorciéndose en los murales de los templos y formando las barandillas de las escaleras que conducen a las salas de oración-, la naga es un motivo especialmente esencial en los tejidos laosianos.

Kiang Ounphaivong, tejedora de Ock Pop Tok, un estudio artesanal de Louangphabang (Laos), incorpora elementos de naga en cada tejido, como hicieron su madre y su abuela antes que ella. "Quizá si tejo algo realmente bonito, la naga también se case conmigo", ríe.

La naga es tan importante en la vida cotidiana de los laosianos -y en la fabricación de textiles- que el país cree que la UNESCO debería tomar nota. Este año, Laos propuso que los motivos naga de los tejidos fueran reconocidos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la organización.Esta distinción reconoce la importancia de creencias, costumbres y habilidades como la danza, la preparación de alimentos y la artesanía intrínseca a culturas y lugares específicos. Las tradiciones se inscriben durante una reunión que se celebra cada diciembre en París; entre los elementos añadidos a la lista en años anteriores se encuentran la comida callejera de Singapur, la música de fado portuguesa y la confección de telas de corteza en Uganda.

Por qué Laos cree que este dios serpiente merece ser reconocido por la UNESCO

Entrar en la lista puede dar a las tradiciones ancestrales suficiente reconocimiento y buena prensa para atraer al turismo. Con las tradiciones de tejido en peligro debido a la globalización, el visto bueno podría llegar justo a tiempo para que la naga siga deslizándose por la artesanía tradicional laosiana durante generaciones.

Las raíces del naga

Los habitantes de Laos, un pequeño país sin salida al mar situado entre Tailandia, Camboya, Vietnam, China y Myanmar, llevan más de 2000 años adorando a los espíritus de las serpientes de una forma u otra. Celebrado en la artesanía, la arquitectura y los festivales, el naga, o nak en laosiano, unifica los diversos grupos étnicos del país -hay al menos 50- y tiende un puente entre sus duraderas creencias animistas y budistas.